
El mundo de la salsa celebra a su alma máter por excelencia. El Gran Combo de Puerto Rico, institución salsera instalada en el más alto sitial sonoro afroantillano, añade una página de diamante en la historia de la industria musical latina con la celebración de sus sesenta años de fundación. El nacimiento de la bandera musical boricua se dio en un contexto agridulce, por no decir adverso. La agrupación salsera emergió en mayo de 1962 a raíz del rompimiento de Cortijo y su Combo, luego de que su líder, Rafael Cortijo, tuviera que dejar la escena musical para enfrentar cargos ante la justicia. Las autoridades federales lo arrestaron y enjuiciaron junto a su cantante estelar, Ismael Rivera, por violación a la ley de sustancias controladas, vigente en los Estados Unidos.
Mientras Cortijo y Rivera cumplían condena en prisión, nacían los denominados Mulatos del Sabor.
En aquel momento, cuando la palabra “combo” había cobrado popularidad, los miembros del desintegrado grupo fueron convocados por el humorista y empresario Guillermo Álvarez Guedes (Matanzas, Cuba, 1927 – Florida, EE. UU. , 2013), presidente del sello discográfico Gema. Álvarez Guedes contrató al nuevo grupo para grabar un álbum acompañando al cantante dominicano Joseíto Mateo. Dicho álbum se tituló Menéame los mangos y marcó el inicio de una trayectoria insospechada para el colectivo.
Fue el propio Álvarez Guedes el responsable de bautizar al grupo, conformado por Rafael Ithier, Quito Vélez, Eddie la Bala Pérez, Héctor Santos, Martín Quiñones, Miguel Cruz y Roberto Roena, bajo el nombre de Gran Combo; siendo escogido unánimemente por sus integrantes el pianista Rafael Ithier Nadal como director.
Ithier se había iniciado como guitarrista del conjunto Lucerito siendo apenas un niño y luego se integró al Grupo Tahoné como contrabajista. En 1952 fue a prestar servicio militar en el Ejército de los Estados Unidos, donde lideró el grupo Borinquenian Mambo Boys, integrado por puertorriqueños, en Corea. El músico asegura que esa experiencia lo dotó de disciplina y liderazgo. En 1954 ingresó como pianista al Combo de Rafael Cortijo, en el que permaneció hasta el momento de su disolución. De ahí en adelante le esperaría un gran futuro como líder de la agrupación de salsa más emblemática del mundo.
Tras la grabación con Mateo, Ithier sumó al equipo a Milton Correa, Daniel Mininín Vásquez, Chiqui Rivera y Pellín Rodríguez. Su primera presentación en público tuvo lugar en el Club Rock and Roll en Bayamón, el 26 de mayo de 1962. De allí pasaron a presentarse en programas de la acostumbrada radio en vivo de la época. Luego se convirtieron en músicos de estudio del popular programa de televisión “La Taberna India”. Sin duda, el auge que vivía la televisión en Puerto Rico y la ágil adaptación de los integrantes a una serie de atractivas coreografías fueron factores determinantes en la popularidad de la agrupación, que décadas más tarde sería considerada “La Universidad de la Salsa”.
En esos primeros años no todo fue un camino de rosas. Aunque eran un grupo de jóvenes con muchos deseos de sobresalir, llevaban encima el peso de la mala fama que había cobrado su exlíder, Cortijo. A ello se añadió que, dos días después de haber sido lanzado el disco de larga duración que pretendía dar a conocer al Gran Combo en toda América (una producción sin mucha planificación, salida prematuramente ante la insistencia de Álvarez Guedes, según explica Ithier), era asesinado el presidente número 35 de los Estados Unidos, John F. Kennedy.
En 1971 se adicionó un trombón al formato del Gran Combo. Así hizo su entrada Epifanio Fanny Ceballos. La muy acertada decisión que logró desligar al grupo del sonido de Cortijo quedó evidenciada en el álbum De punta a punta, del que se desprendieron éxitos como “Don Goyo”, de la colombiana Graciela Arango de Tobón, y “Achilipú”, de Joaquín Alonso Navas. Dos años más tarde Pellín Rodríguez se marchó de la agrupación para emprender su carrera como solista, dando cabida a la llegada de Charlie Aponte. Fue por esa época cuando al nombre de El Gran Combo se le añadió el apellido “de Puerto Rico”, que es la marca que sigue ostentando.
En 1977 muchos consideraron amenazada la continuidad de la agrupación debido a la salida del cantante Andy Montañez, quien ya había hecho populares temas como “El swing” (Chiquitín García); “Serrana”, “Hojas blancas” (Roberto Angleró) y “Julia” (Yin Carrizo), entre otros. En sustitución del llamado Niño de Trastalleres, quien se marchó para integrar La Dimensión Latina de Venezuela con miras a establecer una posterior carrera como solista, ingresó Jerry Rivas, demostrándose una vez más la destreza de Ithier en la selección de talento para el grupo.
El nuevo milenio
Debido a dificultades de salud de Rafael Ithier, Willie Sotelo se integró al Gran Combo en el rol de pianista. Llegado el momento de ir al estudio, Sotelo grabó la producción discográfica Arroz con habichuela, ganadora de un Grammy Latino (2007) en la categoría Mejor álbum de salsa, álbum nominado además a los Premios Billboard (2007) y a los Premios Lo Nuestro (2008). En tiempos en los que se dificulta la producción, publicación y distribución de música, la agrupación no ha cesado de grabar. Sus últimas entregas son: Sin salsa no hay paraíso (2010), Alunizando (2016), De trulla con el Combo (2020) y En cuarentena (2021). Las tres últimas publicaciones incluyen a Anthony García y Joselito Hernández, quienes se suman a la veteranía de Jerry Rivas en un robusto y refrescado frente vocal.
Con su habitual visión de ascenso, “La Universidad de la Salsa” sigue dando cátedra, obteniendo nuevos logros y expandiendo sus horizontes a través de grandes instantes que hoy siguen agradeciendo los bailadores y melómanos del mundo entero.
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