
Desde Bogotá, Colombia. La ovación que sucedió al final del show de Nathy Peluso, ya en la madrugada del domingo en el Palacio de los Deportes, coronó de la mejor manera la primera edición americana de BIME, transplantada desde su sede central Bilbao al continente americano con singular suceso para el público y, tal vez más relevante por tratarse del encuentro que se trata, de la industria musical hispanoparlante, de Miami a Tierra del Fuego. El final del intenso show de la cantante argentino-española, dueña de una poderosa presencia escénica y un repertorio pleno de canciones-molotov que ratifican su condición de estrella emergente, colmó la expectativa de una pequeña multitud que había esperado por ella. Primero pacientemente y bajo un lluvia intermitente, toda la tarde del sábado en las afueras del estadio cubierto; y luego, hasta pasada la medianoche, mientras se sucedían los shows intensamente urbanos de Recycled J, Rap Bang Club, The Change y Nanpa Básico.

El encuentro de músicos, ejecutivos discográficos, managers, periodistas, productores y representantes de todos los sectores de la industria musical de habla hispana, reflejó la sensación de un nuevo poder latino. Con Rosalía, Bad Bunny, J. Balvin, Maluma y Residente al frente, y con Nathy Peluso ahí nomás a punto de pegar el salto, más otra importante cantidad de bandas y solistas, la música cantada en español se hace oir en Hong Kong, Londres, Nueva York, Moscú y también Bogotá. Por eso se habla de una “segunda ola” latina en la era de la globalización. Si la primera ola fue la de Ricky Martin y Shakira y el amperímetro volvió a picar intensamente en 2017 con el hit “Despacito” de Luis Fonsi y Daddy Yanquee, esto que pasa en 2022 es concreto y contundente.
En este contexto, no resulta casual ni extraordinario lo que sucedió en Buenos Aires el último sábado de abril, durante el show de Gorillaz en el festival Quilmes Rock. La magnífica aparición de Trueno, el joven rapero del barrio de La Boca, para rematar con su rima bien argentina la canción escrita por la estrella inglesa de tres décadas Damon Albarn (primero con Blur, después con Gorillaz), resultó simbólica de un nuevo orden mundial de la música pop. La escena latina se abre paso y trata de igual a igual con la tradicional alcurnia angloparlamente. Madonna en Medellín, invitada para el show de Maluma, guarda algo de consonancia al respecto. El Norte viene al pie o esa es la sensación imperante.

Una de las grandes conclusiones de BIME Bogotá 2022 es ésta: la música latina está dispuesta y prepararada para tomar el mundo. Aquí hay vitalidad, talento y ganas de hacerlo. En BIME brillaron, a sus escalas, La Muchacha -una joven y combativa cantautora colombiana-, Francisca Valenzuela -una carismática cantante y pianista chilena- y Nathy Peluso -una poderosa personalidad artística, mitad argentina mitad española. Habla mucho de este estado de cosas: son tres mujeres latinas con las raíces bien plantadas en su continente, que cuentan y subliman el estado de ánimo de millones de otras mujeres latinas que se están haciendo sentir.
Las canciones y los artistas de diferentes escenas, con preminencia de aquello que se denomina genéricamente como “urbano”, resuenan a lo largo del planeta Tierra en este mismo momento. Es un fenómeno que no tienen nada de pasajero ni de prefabricado y que, a juzgar por el aluvión de diferentes propuestas artísticas que aparecen a cada momento -y pueden ser consumidas en tiempo real, en el lugar del mundo que sea-, tiene larga vida. Ya lo dijo el poeta: mañana es mejor.
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